"Leer es un placer", ese era el lema o "slogan" de un programa de bibliotecas hace algunos años atrás, concretamente en el último tercio del pasado siglo XX en Venezuela. Si la gente hubiera tomado en cuenta aquel hermoso slogan y hubiesen comenzado a hacer el esfuerzo por leer algunos libros... pudiésemos tener una realidad más consona con lo que un país tan fantástico merece. La gente necesita libros para enriquecerse intelectualmente, espiritualmente. Enriquecer su humanidad.
Cuando hablamos de lectura vemos algunas caras arrugadas, que demuestran tedio o rechazo, quizás pudiéramos decir "miedo". ¿Es posible que no podamos aceptar el reto de leer todo un cuento de Gallegos, de Garmendia, Cortázar o Borges? Lenguaje complicado? En lo absoluto. Lo mágico de la literatura esta en la reacción y en la interpretación de cada lector. ¿Cuánta experiencia de vida hay en cada libro, cuántas escenas pudieran repetirse en diferentes ambientes, cuántas de ellas pudieran ser iguales a sucesos de nuestra propia vida? Por otro lado está lo desconocido que se abre ante nuestros ojos brindándonos la posibilidad de viajar a otros mundos existentes e imaginarios que de pronto pudieran convertirse en realidad. Julio Verne, por ejemplo, soñó con llegar a la luna mucho antes de que el hombre pudiera hacerlo; viajó en submarino antes de que pudieran fabricarlo.
Bien se dice que leer nos abre las puertas para desarrollar nuestro intelecto, abrir el camino de los diversos pensamientos: el critico, el analítico, el creativo. Lo que nos permite tomar decisiones, cambiar al mundo, innovar y no dejar que nada ni nadie pueda manejarnos a su manera (a menos que lo queramos hacer por algún interés particular).
Cuando hablamos de lectura vemos algunas caras arrugadas, que demuestran tedio o rechazo, quizás pudiéramos decir "miedo". ¿Es posible que no podamos aceptar el reto de leer todo un cuento de Gallegos, de Garmendia, Cortázar o Borges? Lenguaje complicado? En lo absoluto. Lo mágico de la literatura esta en la reacción y en la interpretación de cada lector. ¿Cuánta experiencia de vida hay en cada libro, cuántas escenas pudieran repetirse en diferentes ambientes, cuántas de ellas pudieran ser iguales a sucesos de nuestra propia vida? Por otro lado está lo desconocido que se abre ante nuestros ojos brindándonos la posibilidad de viajar a otros mundos existentes e imaginarios que de pronto pudieran convertirse en realidad. Julio Verne, por ejemplo, soñó con llegar a la luna mucho antes de que el hombre pudiera hacerlo; viajó en submarino antes de que pudieran fabricarlo.
Bien se dice que leer nos abre las puertas para desarrollar nuestro intelecto, abrir el camino de los diversos pensamientos: el critico, el analítico, el creativo. Lo que nos permite tomar decisiones, cambiar al mundo, innovar y no dejar que nada ni nadie pueda manejarnos a su manera (a menos que lo queramos hacer por algún interés particular).
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